Esta semana lo que más me sorprendió de las clases de Eduardo fue la clase tan tradicional que tuvimos el martes. Si bien es cierto que de vez en cuando viene bien tener una clase más teórica, he de decir que hasta el momento fue la más aburrida (y creo que no soy la única que piensa eso).
Un factor que, a mi parecer, hizo que nos centráramos más en lo que estábamos haciendo, fue el hecho de que Eduardo nos dijera que íbamos a hacer un examen (del cual tuvimos que hacer una autoevaluación posteriormente). Dicho examen creo que fue bastante sencillo y que nos ayudó a que nos diéramos cuenta de las cosas en las que nos tenemos que fijar y trabajar más.
A pesar de que en la parte de atletismo tuvimos que estar estudiando los apuntes, en la parte de natación tuvimos que buscar nosotros vídeos que nos enseñaran la técnica de las diferentes modalidades (después de que Eduardo nos las hubiera explicado previamente, claro), así que pienso que esto hizo que no perdiéramos la concentración en la clase.
Realmente tener clases teóricas no es un gran problema (por lo menos para mí), lo malo es que al tener tres horas seguidas de la misma asignatura, se hace muy pesado. Hubo un momento en el que Eduardo nos dejó unos diez minutos para descansar y eso nos ayudó a despejarnos, no obstante, creo que si en algún momento vamos a tener tres horas seguidas de teoría, es mejor que podamos descansar un rato después de cada hora, haciendo así que parezca que tenemos tres períodos de clase diferentes y aumentando así nuestro rendimiento.
Y hasta aquí mi entrada de esta semana. Gracias por leerla y ¡nos vemos en la siguiente!
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